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domingo, 17 de diciembre de 2017


El colectivo de personas mayores se convierte en una oportunidad para estimular la actividad empresarial y el desarrollo económico

16/06/2016. Número 333Redacción

¿Sabía usted que… más del 68,5% de los mayores de 60 años tiene conexión a Internet? …los mayores son más fieles a las marcas y pagan más por la calidad que los jóvenes? …los mayores gastan más que los jóvenes cuando viajan? …los mayores de 60 años son los que menos dificultades tienen para llegar a fin de mes? …los mayores de 60 años son los que más invierten en empresas que cotizan en bolsa? …los mayores de 70 años son más felices que los jóvenes? Estos y otros datos sorprendentes ofrece el ‘Estudio sobre Economía del Envejecimiento’ de la Fundación General de la Universidad de Salamanca, que han elaborado catedráticos de la USAL. Este trabajo aporta una panorámica actualizada y estadísticamente rigurosa a través del análisis en base a seis ejes clave: Nuevas Tecnologías, Hábitos de Compra, Viajes y Ocio, Emprendimiento, Calidad de Vida y Satisfacción.

La población mundial está envejeciendo rápidamente. En España, el grupo de edad más numeroso es el de mayores de 60 años y las previsiones indican que alcanzará los 17,5 millones de personas en 2050. Lo que tradicionalmente ha sido concebido como una amenaza es en realidad una oportunidad para estimular la actividad empresarial y el desarrollo económico. Para ello, se requiere conocer las características y hábitos de comportamiento de esta población que inciden directamente en su impacto económico. El ‘Estudio sobre Economía del Envejecimiento’, que presentó la Fundación General de la Universidad de Salamanca, muestra la extraordinaria importancia y la fuente de oportunidades que supone el colectivo de personas mayores.

Los autores del trabajo, investigadores de la Universidad de Salamanca, son los catedráticos de Comercialización e Investigación de Mercados Pablo A. Muñoz Gallego y Óscar González Benito, y el profesor Álvaro Garrido Morgado. En su estudio, señalan que sólo recientemente ha empezado valorarse el potencial económico de los mayores de edad y su atractivo para generar oportunidades que estimulen la actividad económica. Se trata de población experimentada que además atesora patrimonio y recursos importantes acumulados a lo largo de una vida laboral.

El estudio sorprende con sus aportaciones, entre las que podemos destacar que más del 68,5% de los mayores de 60 años tiene conexión a Internet, que los mayores son más fieles a las marcas y pagan más por la calidad que los jóvenes y que los mayores gastan más que los jóvenes cuando viajan, además de que los mayores de 60 años son los que menos dificultades tienen para llegar a fin de mes, que son los que más invierten en empresas que cotizan en bolsa y que los mayores de 70 años son más felices que los jóvenes.

Durante la presentación del estudio –realizada en la Casa del Lector que la Fundación Germán Sánchez Ruipérez tiene en Madrid–importantes especialistas han acompañado a los autores del trabajo. Entre ellos destacan José Luis de Miguel, coordinador de Programas y Estrategia en la Fundación General CSIC; José Antonio Herce, profesor en Economía y director asociado de Analistas Financieros Internacionales, y Toni Segarra, director creativo y socio de SCPF.
Óscar González, director de la Fundación General de la Universidad de Salamanca y co-autor del Estudio, ha señalado el reto que supone destacar el impacto económico de los mayores y que lejos de ser un problema, es una oportunidad. “Conocer los hábitos de consumo de los mayores nos dará las claves para reconocerlos como un sector con enorme potencial económico”, señaló.
Recientemente ha empezado valorarse el potencial económico de los mayores de edad y su atractivo para generar oportunidades que estimulen la actividad económica
Pablo Antonio Muñoz, catedrático en Comercialización e Investigación de Mercados de la Universidad de Salamanca, explicó los pormenores del estudio y ha hecho hincapié en que en el año 2015 casi el 42% de la población española será mayor de 60 años, lo que a su juicio supone un reto y una oportunidad. Muñoz ha explicado que “la clave para entender el estudio es contraponer los datos de los mayores de los 60 años a los menores de esa edad”.
José Luis de Miguel, por su parte, señaló que el papel de la investigación en este proceso de cambio social es producir conocimiento, al tiempo que ha puesto de manifiesto que “la Fundación General del CSIC comparte la visión de comprender el cambio en la estructura demográfica, para lo que hace falta la investigación”.
Numerosas personas de diferentes entidades públicas y privadas han acudido a este acto, que ha presentado la periodista María José Pintor, y han participado con sus preguntas y comentarios a las intervenciones de los especialistas.
En su intervención, José Antonio Herce consideró que las empresas saben que sus clientes están cambiando, pero el Estudio lo presenta de forma científica. “Dentro de treinta años los mayores tampoco serán como los mayores de hoy y no nos debe de preocupar. Serán felices”, afirmó.
Toni Segarra manifestó por su parte, que lo sorprendente es que todo lo que dice el estudio sabíamos que era obvio y ha añadido que “las marcas tenemos una enorme oportunidad y responsabilidad con este segmento de la población. En el mundo el 50% del gasto en consumo es de los mayores de 50 años”.

(De la revista 60 y más del Imserso)

domingo, 15 de octubre de 2017

Pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas y rebaja los nuevos jubilados que perderán un 30% 

Los análisis realizados por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) determinan que es urgente y necesario "blindar" las pensiones mínimas para evitar que sus perceptores pierdan poder adquisitivo. 
Es evidente, e inevitable, que las pensiones vayan perdiendo poder adquisitivo desde su concesión mientras sigan siendo reguladas por la reforma de 2.013 que lo que pretende es contener el gasto durante las próximas décadas para que no planteen graves problemas de sostenibilidad pero, sólo las pensiones medias podrían mantener su poder adquisitivo, o las que puedan complementar su pensión con ingresos adicionales. 
Lo que ha dejado claro el estudio es que, si no se toman medidas y se mantiene la regla de revalorización actual, los pensionistas están condenados a ver prácticamente congeladas sus pensiones hasta 2060, que es lo que conlleva el aumento del 0,25% anual. Y, peor aún lo tienen los nuevos jubilados, los que terminen su vida laboral “ahora”, con 65 años, porque ell@s, perderán casi un tercio de su capacidad económica durante los próximos 20 años, calculando que serán estos los que les queden de vida tras la jubilación. 
Este escenario, por lo tanto, será el que los jubilados deberán enfrentar si únicamente se aplica la subida mínima que marca la ley -el citado 0,25%- y, por lo tanto, las pensiones se mantienen congeladas. Para evitarlo, Ángel de la Fuente, director de Fedea y uno de los tres firmantes del documento, puso de manifiesto la necesidad de que la clase política tome algún tipo de decisión en este ámbito y, de hecho, aseguró que no llevar a cabo ninguna revalorización podría tener un importante coste político. Pero, en todo caso, e incluso si se limita esa pérdida del 30%, lo que sí será inevitable es que las pensiones cedan poder adquisitivo. "Nadie nos va a librar de que la pensión baje en relación con los salarios", apuntó De la Fuente, razón por la que también pidió protección para las pensiones más bajas. 
En concreto, en el documento se apunta que es necesario "blindar la pensión mínima, ligándola a la tasa de inflación" para evitar que se generen "problemas de suficiencia para los jubilados con menores ingresos". Esta medida, según los cálculos de Fedea, "tendría un coste medio anual durante los próximos 40 años de algo más de cuatro décimas de PIB que habría que financiar con impuestos adicionales", mientras que "el incremento necesario de la recaudación del IRPF estaría en torno a un 6%, lo que podría ser un coste aceptable". Para el conjunto de las pensiones, en cambio, "no sería aconsejable extender la indexación al IPC" ya que el gasto registraría un incremento medio del 2,7% del PIB durante las próximas cuatro décadas, y exigiría "una subida del 36% en la recaudación del IRPF". 
En cuanto a la edad de jubilación, Fedea coincide con Banco de España, que la semana pasada valoró de manera positiva que los trabajadores alarguen su vida laboral más allá de los 67 años. Junto a esta medida, que elevaría los ingresos del sistema, la Fundación considera que también se debería estudiar la posibilidad de establecer "un pequeño incremento en los tipos de cotización o en sus topes máximos".
 (De la revista VIVENCIAS de la FAMPA)